HISTORIA DEL RELOJ

Los primeros intentos del hombre por controlar el tiempo datan de las antiguas civilizaciones, los chinos, egipcios e incas, quienes se guiaban por el dia y la noche o los ciclos de la luna.

El primer reloj creado por el hombre fue el solar.

Se estima su uso en China aproximadamente 3000 años AC, siendo encontrado además en Egipto un reloj de sol de aproximadamente 1500 años AC.

El primer reloj de sol estaba basado en una estaca clavada en el suelo.

Con el transcurso del tiempo el hombre ideo que la longitud de la sombra podría ser usada y medida con marcadores de piedra, constituyendo así un gran adelanto en los esfuerzos del Hombre en medir el tiempo.

Los egipcios dividieron el día en 12 partes, las "horas del tiempo", siendo las horas variables en su longitud (más largas en verano y más cortas en invierno).

Ya hacia el siglo XIII, un árabe llamado Abul-Hassan introdujo la idea de que todas las horas tuviesen el mismo largo.

Con el transcurso del Renacimiento se produjo un rápido avance en el desarrollo de los relojes de sol, contando éstos marcas para las horas y minutos, contando el equipamiento (fornitura) de un cuadrante en el que se podía incluir además marcas para indicar estaciones, fecha, signos zodiacales, etc.

Los relojes de Sol eran sólo de altitud en sus comienzos, únicamente se tenía en cuenta la longitud de la sombra proyectada por el indicador. Se observó entonces que si se consideraba también la dirección de la sombra se podía conocer la fecha, sin embargo esto provocaba una necesidad de orientar convenientemente el reloj, haciendo que la línea de sombra del mediodía coincidiese con el meridiano (ésta no varía de posición a lo largo del año), requiriendo una orientación del reloj de Norte a Sur.

Los relojes de sol tenían el inconveniente de ser nulos en el amanecer, crepúsculo, días nublados y noche. Los Romanos marcaban velas en forma de regla para medir el tiempo en la noche.

Otro gran invento, la brújula, hizo posible realizar mejoras significativas. En el Renacimiento se construían relojes de Sol portátiles con una brújula incluída, y relojes de Sol equinocciales, los que permitían mantener paralelo al plano del Ecuador mediante una articulación en la base del reloj.

Hay que destacar que aparte de los relojes de sol también eran usados los astrolabios, sin embargo, aunque su uso permitía obtener la hora durante el día como así también de noche (utilizando la posición de una estrella conocida como referencia), se debía estar instruido en su manejo por lo que su utilización se vio limitada.

Los relojes de agua fueron unas de las respuestas a la necesidad de conocer la hora en días nublados y durante la noche. Se basaban en la regularidad del descenso de un líquido en un recipiente con un orificio de salida, dependiendo la velocidad de la salida del líquido de la presión.

Los egipcios emplearon estos relojes, incluyendo una polea y una cadena en la que sus extremos estaban unidos uno al flotador y el otro a un contrapeso y con dos recipientes.

El reloj de agua fue introducido en Grecia por Platón en el año 157 AC. Otro tipo de relojes son los llamados hidráulicos ó clepsidras a rodaje, donde por acción del agua se movía un mecanismo de relojería.

Las Clepsidras se usaron en Babilonia, Egipto, Grecia y Roma. Este sistema fue el antecesor al reloj de arena.

Este reloj se compone de dos recipientes de cristal unidos por estrangulación que hace de regulador para que la arena caiga desde el recipiente superior hacia el inferior. El tiempo se mide por el que tarda la arena en pasar de una división a otra de las marcadas de los recipientes, con amplitud de tiempo máxima de 30 minutos. Estos relojes tienen una disposición que permite invertir, con lo que funciona nuevamente. El Reloj de Arena se destacó en el siglo III.

Hacia el año 1267/77 se logró controlar el tiempo con un movimiento rotario continuo y regular mecánicamente, naciendo así el reloj mecánico. Desde ese momento hasta nuestros días la evolución fue constante, interviniendo en este proceso de desarrollo e inventiva LEONARDO DA VINCI, GALILEO, HUYGENS y HOOKE entre otros.


Para el siglo VIII ya era posible ver en iglesias de Europa relojes con motores de pesas. En el siglo XV se inventó el motor de Muelle y la Conoide gracias a bocetos de Leonardo Da Vinci, permitiendo la construcción de los primeros relojes portátiles. En 1657 Huygens construyó el primer reloj mecánico de péndulo basándose en el principio de las oscilaciones desarrollado unos años antes.


El avance del reloj había sido importante, aunque quedaban cuestiones sin resolver como el desgaste de las piezas y la consiguiente inexactitud en la medición del tiempo. Este aspecto logró modificarlo Nicolás Faccio en 1704, utilizando rubíes y zafiros como pivotes de los mecanismos de los relojes. La dureza de estas piedras redujo significativamente los errores por frotación y desgaste, significando una mejora importante en la industria relojera.

 

Hoy en día, contamos con una inusual variedad de tipos y calidades de relojes: artesanales, eléctricos, cronómetros, despertadores, de pulsera, atómicos, digitales... El reloj pulsera, por ejemplo, fue creado en 1904 por el relojero suizo Hans Wildorsf, quien apenas seis años después diseñó el primer cronómetro de pulsera. Los relojes atómicos, por su parte, comenzaron a construirse en 1949, constituyéndose en una de las primeras aplicaciones pacificas de la energía nuclear. Por último, digamos que el uso de las propiedades del cuarzo en los relojes se inició en los Laboratorios Beil, en Estados Unidos, y a partir de 1980 se popularizó su uso en los relojes pulsera, que reemplazaron el clásico cuadrante redondo por una pantalla donde se puede efectuar una lectura directa de la hora. Se ha recorrido ya un largo camino.

 

Durante el Siglo XX la producción seriada desplazó la mano de obra, el cuarzo reemplaza la electromecánica y la fibra óptica ofrece una elevada tecnología.